Reflexión 2 de Septiembre

Buenos días, Hermanos.
Después de haber tratado la necesidad de la UNIDAD en su sentido más general, así como la exigencia de ser APÓSTOL DE LA UNIDAD, nos quedaría ver la  UNIDAD DE UNO MISMO, o dicho de otra manera, la UNIDAD CONSIGO MISMO.
Es esta una cuestión muy a tener en cuenta, pues sólo hay que pararse a pensar un poco, para darse cuenta que no pocas veces, según convenga, decimos una cosa y la contraria.
Igual pasa con los pensamientos y los sentimientos, lo que puede llevar a la persona a obrar segun el criterio de lo que convenga y según el interés de cada momento, más allá de lo que pueda exigir la coherencia con la FE y con la MORAL CATÓLICA. 
Creo que es un tema muy serio; tan serio que está a la base de la CREDIBILIDAD de la persona ante los demás, sin poder obviar la responsabilidad moral y espiritual ante Dios.
Bien merece pararse para poder diagnosticar la UNIDAD CONSIGO MISMO, y corregir, en lo que fuera necesario, el desequilibrio que se produce cuando se mantienen diferentes actitudes, que, por otra parte, conduce a unas situaciones de HIPOCRESÍA, que antes o después quedarán de manifiesto ante los otros.
ÁNIMO, y a trabajar por la UNIDAD PROPIA.
Y ahora ya nos esperan las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guia, para rezar por ellas. AMÉN.