Reflexión 25 de Abril

Buenos días.
En un ambiente monástico como en el que me encuentro, respirando el silencio y la soledad en la que viven estas mujeres entregadas a Dios en la Clausura, me doy cuenta, una vez más, de la importancia de ESCUCHAR A DIOS.
Creo que es una carencia que tenemos las personas generalmente en nuestras vidas, lo cual nos hace vivir, no pocas veces, un tanto desorientados antes los diferentes acontecimientos que se presentan en la propia vida: familiar, social, laboral, etc.
Y yo me pregunto: cómo es que nos resulta tan difícil esta práctica de ESCUCHAR A DIOS?
Tan extraño y complicado es?
Pero, realmente hacemos algo para poder ESCUCHARLE?
Mirar, no sabemos la realidad de la otra persona, si no le escuchamos sus explicaciones, sus deseos o sus confidencias.
Por otra parte, vamos con frecuencia, o cuando la urgencia nos apremia, a HABLAR A DIOS, porque tenemos la seguridad de que ÉL NOS ESCUCHA.
Entonces, por qué NO vamos nosotros a ESCUCHARLE?
No tendrá nada que decirnos...!!!???
Seguro, no tiene nada que decirte?
Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, en la medida que nos sea posible y necesario, RECTIFIQUEMOS nuestros comportamientos con el Señor, porque te puedo asegurar que Él sí tiene cosas que decirte, porque, además, todos necesitamos que le ESCUCHES, no tú solo, que también lo necesitas, y, quizás, mucho. 
Feliz día, mientras nos encontramos en la Oración mutua de uno por los otros. AMÉN.