Reflexión 4 de Marzo

Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, buenos días cuaresmales.
Hoy consideremos y trabajemos por vivir, este nuevo y hermoso consejo evangélico:
"Bienaventurados los que LLORAN, porque ellos serán consolados" (Mt 5,5).
Llorar es en las personas, un tanto fácil y frecuente.
Pero, qué es, cuál es este "llorar", que para Jesús merece el consuelo, el que Él está dispuesto a dar.
El Señor nunca consolará el llanto producido por actitudes de las personas de rabia, de coraje, de soberbia, de rencor, de odio o de revancha. 
Jesús consolará las lágrimas de los que sufren la injusticia en sus 'mil caras'; de los que sufren impotencia ante tantos males que pueden producir las malas obras de otros, que hieren, que humillan, que pueden llegar a la desolación o  al destrozo moral, social o de cualquier otro tipo, de la persona. 
Si meditamos a la LUZ del Evangelio, podremos discernir bien las 'lágrimas' que conmueven el Corazón de Cristo, frente a las que apartan de Él, por no ser lágrimas de Amor o por Amor, sino lágrimas propias del "llanto y rechinar de dientes" (Lc 13,28; Mt 13,50; 8,12)
Aprovechemos todas las gracias cuaresmales de este día. Y no olvidemos de pedir por lo demás Hermanos. 
Feliz día.