Reflexión 16 de Febrero

Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, buenos días. 
Como cada día, unámonos para orar unos por los otros......, AMÉN.
Con el rezo del Padrenuestro ya hemos entrado en el rito de la Comunión, al que la Asamblea se prepara con la Oración que el Celebrante hace pidiendo a Dios nuevamente el perdón de los pecados: "...no mires nuestros pecados, sino la FE DE LA IGLESIA...."
Igualmente pedirá el don de la PAZ e invitará a la Asamblea a compartir La Paz de Cristo.
Estamos en los momentos previos a participar del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, que tienen una gran importancia derivada de todo el Misterio de Amor y Entrega del Señor Jesucristo, inmolado y ofrecido al Padre en el Sacrificio del Calvario. 
El Señor espera de nosotros un corazón limpio, que sea capaz de presentarse en ese momento, con las mejores disposiciones de arrepentimiento y de verdaderos sentimientos de PAZ, para sí y para los demás. 
Es verdad, que "yo no soy digno de que entres en mi casa..."
Es verdad, que "con una Palabra tuya bastará para sanarme"
Pero, cuál es la verdadera disposición del corazón?
Como hemos venido viendo a lo largo de todas estas meditaciones, la Celebración de la Santa Misa, desde el primer saludo del Celebrante, es todo el compendio de la vida cristiana, y a lo largo de ella hay una interacción entre Dios y los participantes en la Celebración, comenzando por el Sacerdote que la esta presidiendo. 
Continuamente, a lo largo de la Santa Misa estamos en un contacto íntimo con nuestro Dios Trinitario y con toda la Iglesia a través de la Asamblea que está Celebrando los Misterios de nuestra FE. 
Continuemos la íntima reflexión para que, corrigiendo posibles errores o deficiencias, vivamos cada vez con realismo y profundidad la Celebración Eucarística. 
Feliz día