Reflexión 8 de Enero

GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO.
Buenos días, Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. 
Hoy la Iglesia nos pone ante nosotros el Bautismo de Jesús, y en él nuestro propio Bautismo.
Jesús va a hacerse bautizar por Juan para manifestar su condición humana y asumir, a través del bautismo de Juan, nuestro pecado que, por su AMOR HASTA EL EXTREMO, le costará entregar su vida en la CRUZ para liberarnos del pecado y de la muerte. 
Cuando acudáis a la Santa Misa, prestar atención al Santo Evangelio, e incluso repasarlo si es necesario en casa, para ver cómo es allí donde se manifiesta por vez primera la Santísima Trinidad, justo cuando el Señor comenzara su Vida Pública.
Otro aspecto importante de esta Fiesta del Bautismo de Jesús, es que la Iglesia nos invita a recordar nuestro propio Bautismo tres veces al año. 
Una, es este día. 
Otra, es en la Vigilia Pascual, la Celebración Litúrgica más importante del año. 
Y la tercera, es el día del propio Bautismo. 
Son tres ocasiones para recordar dónde encontramos las raíces de nuestra FE, y revitalizarla con la frescura y alegría de aquel día que nos hicieron cristianos. 
Además, en la Vigilia Pascual y en el Día del propio Bautismo, se puede ganar la Indulgencia Plenaria, renovando las Promesas Bautismales. 
No obstante, hoy es un día muy propicio para renovarlas también. 
Te invito a hacerlo. 
Con recogimiento y poniéndonos en la presencia de Dios, decimos: "Renuncio a Satanás, a sus seducciones, a sus pompas y a sus obras; y prometo seguir siempre y fielmente a Jesucristo". 
Muy Feliz día, mientras despedimos el Tiempo de la Navidad.