Reflexión 29 de Diciembre

Buenos días. 
En este Jueves de la Octava de Navidad, quiero llamaros la atención de la presencia real y viva del Niño de Belén en la Sagrada Eucaristía. 
Hoy, al Adorar al Niño, miremos a la Sagrada Eucaristía, que en el culto de Adoración que se le tributa fuera de la Santa Misa, tiene una relevancia especial precisamente los jueves, denominados comúnmente "Jueves Eucarístico".
El Jueves Santo fue cuando el Señor Jesucristo instituyó la Eucaristía, dejándonos en ella no sólo el Memorial de su Pasión, Muerte y Resurrección, sino el Alimento de Vida para la jornada terrenal, que tantas veces y que tantos días se nos hace harto dura y hasta difícil de seguir. 
Pero, bueno, ya tendremos ocasión en próximos 'jueves' de profundizar en este Sacramento de la Eucaristía. Hoy solo quería que al Adorar al Niño Jesus, comprendamos la relación que hay con la Adoración al mismo Señor en la Eucaristía, dónde está presente, vivo, cercano y real, para encontrarse íntimamente con quien quiera acudir a Él. 
Y que la ternura que nos suscita el Niño Dios, se convierta en un gran AMOR AL SEÑOR en la Sagrada Eucaristía. 
Os deseo a todos, Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, un muy feliz día.