Reflexión 5 de Noviembre

Hermanos, hoy primer sábado de mes, consagrado al inmaculado Corazón de María. 
Me parece a mí, que no puede combatir la Pereza quién no practica, entre otras virtudes: la Puntualidad.
Esta gran virtud, que es tan poco cuidada en nuestro mundo, en las propias obligaciones, y en las relaciones interpersonales, exige de una disponibilidad grande; de un sentido del respeto a personas y a cosas inquebrantable. 
La puntualidad está sustentada por otra virtud, cuál es la diligencia, que, en definitiva, es la que la doctrina de la Iglesia nos presenta como el antídoto de la Pereza. 
Como es fácil comprobar, las virtudes se van entrelazando entre sí, facilitando la práctica una de la otra, y así se va haciendo el camino de la VIDA EN SANTIDAD. 
Reflexionemos para descubrir nuestros tesoros de VIRTUD y, a la vez, las carencias a cubrir. 
Buen Día en compañía del inmaculado Corazón de María.