Creo que no hay mayor obra de
misericordia que la de rezar y ayudar a aquellos que ya no pueden hacer
absolutamente nada por ellos mismos, por los difuntos. Este mes de noviembre
está dedicado precisamente a recordar aquellas personas que ya no están entre
nosotros, el tenerlas de una forma especial en nuestra memoria para poder
hacerles un poco más llevadero su peregrinar hacia la Iglesia Triunfante.
El ayudar con nuestras oraciones,
sacrificios, aplicar sufragios en su sentido más extenso y que se puede matizar
en cosas pequeñas y grandes individualizadas, así como todo aquello que pueda
serles útil para aliviar su tormento en el purgatorio, debe ser empeño de
cualquier buen cristiano.
Ayudar a las almas del purgatorio,
almas indefensas que sólo pueden alcanzar la gloria de Dios después de
purificarse, y en ese camino sólo los que estamos en la Iglesia Peregrinante
podemos ayudarles a ellos que están en la Iglesia Purgante, para que su tiempo
se acorte y puedan dar gloria a Dios.
El otro día me pidieron que
aplicase tres misas por un difunto. Una para Dios Padre, otra para Dios Hijo y
otra para Dios Espíritu Santo. Si pensáramos cuántos intercesores podemos tener
cerca de Dios, intercediendo por nosotros, por haberles ayudado a salir del
purgatorio y estar alabando en el cielo al Dios Todopoderoso…
Es una pena que desperdiciemos
tantas gracias que podemos recibir, como son por ejemplo las indulgencias. Esas
gracias que podemos aprovechar para nosotros mismos y que podemos aplicar
también a aquellas personas difuntas. ¿Habrá mejor regalo que les podamos
hacer?
¿Cuántas veces nos acordamos de
seres queridos que ya nos dejaron? Recordamos momentos vividos junto a ellos,
en muchas ocasiones con añoranza, se nos escapa un esbozo de sonrisa junto al
ojo un poco humedecido.
No seamos tacaños a la hora de
rezar por ellos, de aplicarles una misa, o, simplemente de realizar un
sacrificio para la salvación de su alma. Es el mejor regalo que le podemos
hacer, una dedicatoria que les alivia en el sufrimiento y les acerca un poco
más a Dios.
Acerquemos un poco más a Dios a
nuestros seres queridos.